sábado, 30 de agosto de 2014

Olvido, recuerdo, heridas y víctimas.

30 de agosto de 2014, Día Internacional de las víctimas de desapariciones forzadas. 

En días como éste es una obligación democrática recordar a quienes, en España, "fueron" desaparecidos por defender la República.

Ha pasado ya muchos años desde que el fascismo, por medio de un golpe de estado, hizo su entrada en este país. Han transcurrido casi 40 años, desde que cerramos en falso con el régimen franquista e iniciamos la "modélica transacción española".

Este año, la Organización de Naciones Unidas ha advertido al gobierno español sobre graves incumplimientos en relación a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición con las víctimas del franquismo, y da un plazo de 90 días para que el ejecutivo exponga cómo va a cumplir con nuestra memoria democrática. Estos incumplimientos hacen que nuestra herida continúe abierta y que sangre en cada cuneta, barranco o fosa común donde yacen enterrados aquéllos que, plantando cara al fascismo, lucharon por la República hasta desaparecer en las entrañas del país que les vio nacer.

A algunos no les pareció suficiente el trabajo que realizaron durante la dictadura no sólo para que olvidáramos sino también para que tuviésemos miedo de recordar. Esa gente, que tantos años nos atemorizó, continúa diciéndonos que olvidemos a nuestras víctimas, que no debemos reabrir viejas heridas. Una herida que lleva sangrando, y supurando durante 78 años hay que tratarla y desinfectarla para que algún día pueda llegar a desaparecer.

Nos hablan de olvidar aquéllos que se empeñan en que recordemos que ganaron la guerra: rindiendo homenajes a los que sembraron el terror en cada punto de España, dedicando calles a quienes asesinaron a miles de republicanos, dando dinero a fundaciones que jamás debieran existir en un país democrático, protegiendo a los que debieran ser juzgados por torturas y genocidio... Nos hablan de olvidar quienes más trabajan para que les recordemos.

Las víctimas del franquismo no olvidan a sus torturadores; no porque no quieran sino porque no pueden. Nuestras víctimas van envejeciendo con la tristeza de ver que siguen siendo olvidadas. Nos van dejando discreta y silenciosamente sin haber recibido la justicia que se les prometió durante años. Nosotros nos quedamos solos, huérfanos de luchadores. Es, por ello, que el informe de la ONU urge a España a que "adopte como inmediata prioridad la búsqueda de la verdad y en particular sobre la suerte y el paradero de las personas desaparecidas".

¿Tomará nota el gobierno de ésta y otras recomendaciones o seguirá mirando hacia otro lado y echando sal en nuestra herida abierta?

Silvia Gambarte



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